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NEUQUEN CAPITAL Y LA TORMENTA

La Deuda de Obras que las Tormentas Dejaron al Descubierto

NEUQUEN CAPITAL Y LA TORMENTA

La Deuda de Obras que las Tormentas Dejaron al Descubierto

NEUQUEN CAPITAL Y LA TORMENTA 

Neuquén Capital Bajo el Agua: La Deuda de Obras que las Tormentas Dejaron al Descubierto

La capital de la provincia de Neuquén, epicentro administrativo y demográfico, ha sido golpeada recurrentemente por intensas tormentas, transformando sus calles en ríos turbulentos y sus barrios en zonas de emergencia. Estos eventos meteorológicos no solo han generado caos en la circulación y daños materiales, sino que han expuesto, con crudeza, la fragilidad de la infraestructura urbana y la falta de previsión por parte de la gestión municipal, liderada por el intendente Mariano Gaido. La repetición de los anegamientos en puntos críticos y populosos de la ciudad se ha convertido en una crónica de abandono que clama por una resolución urgente.
El problema en la ciudad de Neuquén trasciende la intensidad de las lluvias; reside en la ausencia de un Plan Maestro de Desagües Pluviales moderno y efectivo, capaz de acompañar el crecimiento explosivo de la capital en las últimas décadas.


El Crecimiento Desordenado y la Vulnerabilidad Barrial
Las zonas más afectadas por las inundaciones son, paradójicamente, aquellas que han experimentado el mayor crecimiento poblacional y urbanístico. Los barrios de las zonas Este, Oeste y Sur de la capital se llevan la peor parte, evidenciando una planificación urbana que ha priorizado la expansión residencial sin la debida inversión en infraestructura hídrica preventiva.
El Oeste y el Sur: Entre el Abandono y la Topografía
En los barrios del Oeste capitalino, la topografía juega un papel fundamental. Las pendientes naturales y los cauces de desagüe naturales, que en muchos casos han sido obturados o modificados por loteos informales o mal planificados, dirigen grandes volúmenes de agua hacia las zonas bajas. Barrios como Toma 7 de Mayo, Hi.Be.Pa., o Gran Neuquén Sur/Norte sufren la falta de obras aluvionales mayores, como grandes conductos colectores, reservorios o lagunas de retardo que permitan amortiguar el impacto de la escorrentía superficial. Cada tormenta deja a vecinos aislados, con sus viviendas inundadas y sus bienes perdidos, en una situación que se repite año tras año sin que se observen soluciones de fondo.


En la zona Sur, muchos sectores lidian con la saturación de los sistemas existentes y la falta de drenajes suficientes, a lo que se suma el problema del freático alto en algunos puntos, magnificando el efecto de las lluvias.
La Zona Este y el Corazón de la Ciudad
Incluso en la Zona Este, más consolidada y céntrica, se observa la incapacidad del sistema de drenaje para evacuar grandes volúmenes de agua en poco tiempo. Calles y avenidas se transforman en canales, evidenciando que los conductos pluviales son antiguos, insuficientes o están obstruidos por la falta de mantenimiento. Las obras anunciadas en distintas gestiones, incluyendo la actual, parecen ser parches que no resuelven la complejidad del sistema hídrico de la ciudad.


El común denominador en todos estos sectores es el mismo: la falta de inversión en obras de infraestructura pesada que garanticen la seguridad y la funcionalidad de la ciudad frente a fenómenos meteorológicos cada vez más intensos. En varias oportunidades hablamos en esta columna sobre los canales a cielo abierto que están anegados o destruidos con pilotes de cemento dentro y el reclamo de los vecinos que no tienen la atención de los funcionarios municipales a quienes les hemos enviado entrevistas, fotos y videos sobre los reclamos de los vecinos y aún esperan la mas minima atención que nunca llega.
La Responsabilidad de la Gestión de Mariano Gaido
La emergencia hídrica en la capital neuquina pone directamente en tela de juicio la efectividad de la gestión municipal de Mariano Gaido. Si bien la problemática de los desagües es histórica, la presente administración no ha logrado revertir la situación, sino que, en muchos casos, la ha visto profundizarse ante el avance del desarrollo inmobiliario.


Falta de Prioridad y Ejecución Lenta: A pesar de los anuncios de inversión, la ejecución de obras de mitigación de riesgo hídrico ha sido percibida como lenta o insuficiente. Los vecinos de los barrios más afectados denuncian que las soluciones prometidas no llegan o son de alcance limitado, dejando en evidencia una falta de priorización de las obras que salvan vidas y bienes, por sobre otras de carácter estético o vial de menor impacto social.
Insuficiencia en Mantenimiento: El mantenimiento de zanjones a cielo abierto, sumideros y colectores es una tarea municipal esencial. La recurrente obstrucción de estos sistemas por basura o sedimentos demuestra una falla crónica en la limpieza y el mantenimiento preventivo, lo que reduce la capacidad de drenaje y potencia las inundaciones ante cualquier lluvia.
El Crecimiento No Planificado: La gestión municipal tiene la potestad de regular el desarrollo urbano. La persistente habilitación de loteos sin exigir la correspondiente infraestructura de desagüe por parte de los desarrolladores privados, o la falta de control sobre la ocupación de áreas sensibles, contribuye directamente a la vulnerabilidad de la ciudad, demostrando una debilidad en la fiscalización y la planificación a largo plazo.
El abandono se materializa cuando el Estado, en sus distintas instancias, deja de garantizar la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos. En el caso de Neuquén Capital, el agua estancada es el testimonio mudo de una deuda que la actual gestión aún no logra saldar.


Hacia la Solución Definitiva: Urgencia y Planificación
La situación de la capital exige una respuesta contundente y estratégica. No se trata de un problema que pueda resolverse con bombas de achique post-tormenta, sino con una visión de ciudad a largo plazo que integre la gestión del riesgo hídrico como eje central de la planificación urbana.
Reactivación y Financiamiento del Plan Maestro: El primer paso ineludible es la actualización y ejecución de un Plan Maestro de Desagües Pluviales que abarque toda la extensión del ejido urbano. Este plan debe incluir la construcción de grandes obras de ingeniería:
Colectores principales de gran diámetro en los sectores Oeste y Sur.
Lagunas de retardo o reservorios en las cabeceras de cuenca para frenar el agua antes de que llegue a los barrios.
Ampliación y modernización de los sumideros en el microcentro y zonas consolidadas.
Inversión Sostenida en Mantenimiento: Debe implementarse un programa permanente y dotado de recursos suficientes para la limpieza y desobstrucción regular de zanjones, sumideros y canales. Este trabajo, menos visible que la gran obra, es fundamental para el funcionamiento diario del sistema.


Planificación y Control Urbano Riguroso: El municipio debe ejercer un control estricto sobre los nuevos desarrollos, exigiendo que toda urbanización cuente con obras de mitigación hídrica propias y que se respete la zonificación, evitando la ocupación de cauces naturales o áreas inundables.
Las recientes tormentas en Neuquén Capital han ofrecido un diagnóstico claro y dramático: la ciudad está estructuralmente vulnerable. La administración del intendente Mariano Gaido tiene la urgente responsabilidad de transformar la retórica de la "ciudad pujante" en hechos concretos de seguridad y dignidad para los miles de vecinos que, con cada lluvia, temen por la integridad de sus hogares. El tiempo de la improvisación y los paliativos debe terminar.
 

Fuente: www.fmcosmos.net.ar

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